El mantenimiento dentro de la gestión de activos es visto como una ventaja competitiva. El mantenimiento garantiza que el rendimiento sea óptimo, que las fallas sean mínimas y que el rendimiento pueda orientar al equipo hacia un desempeño más eficiente, de acuerdo con las palabras de John Coleman, miembro de las organizaciones británicas Institute of Refractories Engineers y del Institute of Asset Managers.
La recesión económica mundial de los últimos años ha ejercido una presión adicional sobre las empresas intensivas en activos para que saquen más valor de sus activos existentes. Cada vez más, estas empresas ven la gestión de activos como una ventaja competitiva y ahora ocupa una posición sólida en las culturas de gestión. Una buena gestión de activos significa un rendimiento más eficaz de los equipos. Una parte integral de ese programa de gestión es el mantenimiento para asegurar que se optimiza el rendimiento y se minimizan las fallas.
La creciente importancia de la gestión de activos de calidad y el mantenimiento asociado pasó al primer plano hace unos años con la introducción de ISO55000. Esta norma sustituyó directamente al PAS55, que había sido ampliamente adoptado por la industria.
El mantenimiento influye en todos los aspectos de la eficacia y el riesgo empresarial, la seguridad, el medio ambiente, la eficiencia energética, los costos, la calidad del producto y el servicio al cliente. En el pasado, el objetivo principal del departamento de mantenimiento era realizar reparaciones cuando el activo no estaba en funcionamiento y garantizar que una falla se resolviera de forma rápida y eficaz.
Aunque esta última sigue siendo una condición para el mantenimiento, no es suficiente en el contexto de la gestión global de activos fijos. A medida que las organizaciones comenzaron a adoptar la gestión de activos, fue necesaria una estrategia nueva para reducir las fallas repetitivas y lograr ser más eficaces y eficientes. La confiabilidad y eficiencia del activo fue clave. Muchas organizaciones adoptaron técnicas como RCM (Reliability Centred Maintenance, Mantenimiento Centrado en la Confiabilidad) y TPM (Total Productive Maintenance, Mantenimiento Productivo Total).
Producción confiable y eficiente
El objetivo principal de cualquier negocio es producir de forma confiable y eficiente al menor costo posible. En este contexto, la gerencia a menudo considera que el objetivo principal del mantenimiento es ser reparadores de equipos, responder a las necesidades de estos, especialmente las emergencias, y mantenerlos en buenas condiciones operativas.
Sin embargo, en el contexto empresarial el mantenimiento no es el objetivo. Cualquier negocio con uso intensivo de equipos debe contar con equipos confiables que realicen funciones que conduzcan a los objetivos de negocio. El mantenimiento contribuye a la confiabilidad de los equipos mediante el uso de acciones, herramientas, técnicas probadas y personas capacitadas, como parte de la estrategia general de gestión de activos.
Como ocurre con cualquier tecnología emergente, el desarrollo es inevitable y la finalidad de la gestión de activos ya no es el simple mantenimiento sino que involucra las operaciones. Desde la perspectiva del costo total de propiedad (Total Cost of Ownership o TCO), las organizaciones están analizando todo el ciclo de vida del activo. El costo total de propiedad se ve gravemente afectado por la confiabilidad “intrínseca o incorporada”, la capacidad de mantenimiento y la seguridad de los activos. Por lo tanto, el papel del departamento de ingeniería es crucial.
Las empresas necesitan garantizar la confiabilidad de la intervención, la técnica, la función y la vida útil de los activos. Pero también necesitan asegurar la confiabilidad de la política y la estrategia. Muchos desastres financieros, de seguridad y ambientales pueden atribuirse a una política y estrategia de gestión de activos incoherente o inexistente. La gestión de activos desempeña un papel cada vez más diligente en la realización de la estrategia de la empresa.
La gestión de activos involucra estratégicamente todas las funciones de la organización que trabajan para alcanzar los mismos objetivos. No se puede enfatizar esto lo suficiente ya que cada departamento tiene un impacto en la operación.
Por ejemplo, las operaciones y el mantenimiento maximizan la capacidad del equipo trabajando en estrecha colaboración. Las compras tienen como objetivo principal la confiabilidad operativa, mientras que el coste es un objetivo importante, pero secundario, los recursos humanos tienen como objetivo emplear a las personas más adecuadas para los puestos de trabajo.
La ingeniería se basa en el valor total del ciclo de vida, incluyendo la capacidad de producción, la capacidad de mantenimiento, la operatividad y el costo total mínimo por unidad producida.
En conjunto, debe haber un proceso de mejora continua, que abarque como mínimo cinco años y contemple el mantenimiento, las operaciones, la ingeniería y la gestión. Este plan de mejora debe ser un documento que se revise y actualice con frecuencia. Sin estas actualizaciones, el plan se volverá obsoleto y anticuado a medida que la operación comercial evolucione.
Sin embargo, para complicar la situación, una sola solución nunca cubrirá todos los requisitos. La gestión de activos significa poner en marcha los métodos adecuados, comprender la complejidad de la situación, proporcionar un marco para aprovechar el compromiso de toda la fuerza laboral y conectar todas las actividades con los impulsores clave del negocio. Necesita una visión clara, excelentes habilidades de comunicación, un conocimiento profundo de las herramientas y técnicas modernas y una tenacidad extrema.
La cooperación en el mantenimiento y las operaciones
Para lograr una mejor y más eficiente gestión de activos es esencial que todas las partes, y especialmente el mantenimiento y las operaciones, cooperen. Esta cooperación ayuda a asegurar que el equipo funcione correctamente y se libere a tiempo para su mantenimiento. El personal de operación puede ser una fuente importante de información sobre dificultades inminentes ya que los operadores usan los equipos con regularidad.
Al trabajar con el mantenimiento y comunicar indicadores simples, como ruido inusual, aumento de temperatura y lecturas inusuales del medidor, se pueden identificar muchos problemas inminentes, permitiendo así un enfoque proactivo. Este es el enfoque más rentable y reportará beneficios en términos de rendimiento, calidad y una mayor cooperación.
Cuando se da prioridad al grado de importancia de los equipos, tanto la producción como el mantenimiento deben estar involucrados en el proceso. Esto permite que el mantenimiento y la producción se vean como socios. No importa cuán amigable sea el ambiente, habrá ocasiones en las que el mantenimiento y la producción estarán en conflicto.
Algunas veces, el mantenimiento tiene una prioridad y la producción otra. La producción debería tener la última palabra en algunos casos, pero las razones deberían estar claras. Una situación como ésta se traducirá en un aumento de los costos de mantenimiento y es importante entender por qué.
Cuando se trata de impulsar, la producción tiene prioridad sobre el trabajo de mantenimiento, ya que es la producción la que paga todos los salarios. Sin embargo, esto debería ser la excepción y no la norma. Es por ello que debe haber una estrategia empresarial clara que esboce las directrices para la intervención, esta estrategia debe contar con el pleno apoyo de la gerencia, ya que no funcionará sin él.
Una vez que se desarrolla el modelo y la estrategia empresarial, cada grupo involucrado establece las metas y trabaja en función de un plan de acción combinado. El plan de acción inicial suele estar destinado a mejorar el entorno de mantenimiento. Una vez que el mantenimiento comience a ser efectivo, habrá más tiempo para desarrollar una estrategia de mejora a largo plazo.
Con frecuencia, parte de esa estrategia consistirá en la gestión del equipo obsoleto. Muchas plantas operativas, especialmente de la industria pesada, tendrán equipos elaborados por fabricantes que ya no existen o no brindan soporte técnico para el equipo. La obsolescencia afecta a casi todos los tipos de equipos, pero en particular:
- Equipos rotativos
- Tableros
- Válvulas de control e instrumentos de campo
- Sistemas transportadores
- Software y sistemas de control
El plan de mejora debe considerar cómo se gestionarán estos activos en el futuro y definir una estrategia clara. Una de esas estrategias es permitir el financiamiento de capital para la sustitución. Esto podría desviar fondos de un gasto más productivo.
Se debe tener en cuenta que incluso si el fabricante original ya no existe, o no brinda soporte técnico al equipo, esto no es en sí mismo una razón definitiva para reemplazarlo. Sin embargo, hay que reconocer que para seguir utilizando equipos obsoletos será necesaria una estrategia de gestión que refleje las necesidades de los equipos. La estrategia de mantenimiento se debe construir tomando en cuenta las respuestas para preguntas como:
- ¿Cuál es el costo de reemplazo en términos de pérdida de producción?
- ¿Qué tan confiable es el equipo?
- ¿Se está reduciendo la confiabilidad?
- ¿Cuáles son los costos de las fallas?
- ¿Una falla mayor resultará en una pérdida de producción significativa?
- ¿El equipo se puede mantener con facilidad?
- ¿Están los repuestos disponibles, sean originales o copias creadas por ingeniería inversa?
- ¿Puede el equipo enfrentar las condiciones de procesos actuales?
Hay muchos otros factores, exclusivos del entorno de producción, que deben tenerse en cuenta a la hora de tomar cualquier decisión estratégica. Lo importante es mantener una evaluación amplia y tratar de cubrir todos los ángulos.
Una vez que se tenga toda la información, el costo de operar el equipo en el futuro puede ser evaluado. La mayoría de los equipos pueden administrarse y mantenerse de manera muy efectiva mucho después de su fecha de caducidad.
El mejor enfoque es evaluar el riesgo de cada unidad y reemplazar selectivamente el equipo que no puede ser mantenido con seguridad en el futuro y establecer una estrategia para tratar con las unidades restantes.
Mantener en mente que la seguridad y la gestión de riesgos es un elemento fundamental para maximizar el valor de los activos y aumentar los beneficios, no es lo último en lo que respecta a la gestión de activos. Para extraer el máximo valor de cualquier activo y maximizar su vida útil, las organizaciones deben asegurarse de que cuentan con los principios de gestión clave, que tienen en cuenta el entorno de trabajo actual y también mirar hacia el futuro.
Su objetivo debe ser maximizar el rendimiento de todos los activos a lo largo de su vida útil. Los gestores de activos en estas situaciones deben ser capaces de gestionar la diversa gama de equipos bajo su control, independientemente de su complejidad.
Texto adaptado de: engineersjournal.ie
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