Uno de los temas que han signado los proyectos y operaciones mineras y de hidrocarburos, en los últimos años, ha sido el conflicto social y sus eventuales crisis socioambientales. Vengo experimentándolos de manera recurrente, desde hace más de 15 años, en diversos contextos organizacionales. El hallazgo fundamental es que estos desencuentros, en esencia, son producto de asuntos estructurales del entorno donde nos desarrollamos. Son la pobreza y exclusión social de estos ámbitos, los componentes que no ayudan a una legitimación sostenible. Hay temas subyacentes no resueltos. Sin embargo, no podemos dejar de reconocer que, muchas veces, las empresas hemos abonado a estos desencuentros.
Si las compañías no abordan estos temas desde el más alto nivel, creando sistemas y modelos de gestión social para estos ámbitos y estas circunstancias de pobreza y exclusión, no podemos esperar legitimación y sostenibilidad. No podemos culpar al Estado por su ausencia y quedarnos estáticos. Es cierto que el Estado debe resolver los temas pendientes, pero también es cierto que es incapaz de hacerlo. Lo ha demostrado todos estos años. El sector empresarial debe tomar la iniciativa y abordar estos procesos para viabilizar sus inversiones. Contribuyendo y actuando estratégicamente, sin perder de vista los procesos políticos al interior, se puede viabilizar con sostenibilidad.
Entonces, si los temas de gestión social son manejados con profesionalismo y sentido estratégico, es mucho más viable el acuerdo mutuo. Pero si luego de haber tenido acuerdos mutuos y haberse generado acciones colectivas, el modelo de gestión social cambia o expone su ausentismo, tengan por seguros que se pierde la legitimidad obtenida.
Claro está que esta interpretación de la realidad social del proceso de legitimación es proclive a enfrentar serios desafíos y eventuales fracasos transitorios. Sin embargo, una buena base que lo sustente nos puede permitir arribar, en una espiral ascendente, a la sostenibilidad de la operación extractiva.
El diseño del gráfico a continuación expresa con elocuencia el enfoque en mención. De seguir esta ruta, cualquier retraso es fácilmente levantado y cualquier error es subsanable, casi en el acto. Se crean protocolos, como instrumentos de ayuda, que consolidan esta edificación.
Vamos a definirlo nivel a nivel, teniendo en cuenta que el propio diseño no es absoluto. Existen procesos de relacionamiento comunitario que han obtenido acciones colectivas; pero, por errores, accidentes, omisiones o incumplimientos, han descendido, en la propuesta, a los niveles más bajos de la sostenibilidad.
Participación activa con apertura
Es impensable querer legitimar procesos productivos como los extractivos, tratando de guardar información o informando solo a quienes nos quieren escuchar. Se debe generar condiciones básicas sólidas. Estas bases se sustentan en los dos componentes interdependientes y que por experiencias diversas las he encontrado en el mismo nivel: participación y apertura.
Es importante aclarar que no es suficiente ceñirse a informar bajo la premisa de la normativa de participación ciudadana que se consigna los EIA. Ello es frágil. Los procesos informativos deben involucrar a todos los interesados en los ámbitos donde operas o vas a operar como industria. Más aún, debe asegurarse que este proceso sea efectivo, a través de sistemas de comunicación que aseguren una escucha activa y un entendimiento pormenorizado del proceso.
Credibilidad y confianza
Solo un proceso que haya sido compartido con transparencia y apertura, en su totalidad, de diversas formas y valiéndose de medios interdependientes, está blindado ante esa desconfianza recurrente que se tiene de esta actividad extractiva.
La credibilidad y confianza de los actores que representan a la compañía se consigue con relacionamiento directo, continuo, personal y afectivo, pero sustentados en un comportamiento organizacional responsable y coherente. Por ello es que la política social corporativa debe ser clara frente a la importancia estratégica de este proceso. Un desbalance de prioridad, haciendo preeminente la operación frente al relacionamiento, colisiona con la estrategia de sostenibilidad.
Este es el mejor escenario para la edificación de compromisos conjuntos que consolide el vínculo. Este es el momento de la verdad sobre la disposición de la compañía y la comunidad para un acuerdo social sostenible y de alto impacto para ambos.
Legitimidad y acuerdo
Luego que has construido credibilidad y confianza, la arena está lista para una legitimidad comunal, aunque sea transitoria. Hasta allí no se han visto los resultados tangibles del proceso participativo y transparente. Hasta allí huelgan buenas voluntades y disposición de concertación. Nada más. Aún falta consignar lo construido en un documento formal que condense la voluntad de las partes.
El acuerdo mutuo que puede estar signado en un acta comunal es mucho más sólido si has seguido estos pasos previos. El cumplimiento a estos acuerdos es la semilla de la concertación y la futura sostenibilidad del proceso. Pero recuérdese que el documento es solo una expresión de las condiciones creadas en ese momento. Aun puede caerse el acuerdo sino se considera su cumplimiento efectivo y preciso. Aun puede caerse si se evidencia cambios en el modelo de gestión social.
Acción colectiva y viabilidad social
¿Cómo aseguras que exista una acción colectiva beneficiosa para la compañía? ¿Qué te lleva a advertir que las condiciones están dadas para la acción colectiva? ¿Cómo lidias ante actores políticos presentes en el proceso?
Debemos asegurar que el beneficio sea para ambos interlocutores organizacionales. Para ello la negociación debe ser conductual y colaborativa. Porque la acción colectiva será esa y se mantendrá en esos niveles cuando haya beneficio mutuo tangible. La comunidad debe creer y confiar que se mantendrá este proceso más allá de las personas. La empresa también. Debió haberse conversado y discutido a profundidad sobre todos los temores, aspiraciones, expectativas e intereses de las partes con total claridad, para que la acción colectiva sea inevitable.
Sin embargo, cuidado con sentirse satisfecho con esta acción. La viabilidad social es transitoria y está representada, por un lado, en el sentimiento de reconocimiento y en el cumplimiento de los compromisos, por otro lado. Más aún está sentada en la vocación de respeto a los acuerdos mutuos y en la percepción conjunta de una satisfacción integral. Es aquí donde se evidencia la voluntad del valor compartido.
Sostenibilidad y desarrollo sostenible
He encontrado una relación consustancial a la sostenibilidad de las operaciones extractivas. Me refiero al desarrollo sostenible del entorno. A mayor nivel de involucramiento de la empresa en los procesos de desarrollo comunal y local, mayor es el grado de legitimación de ésta y mayores son los niveles de diálogo y concertación.
Pero este proceso no se construye solo ni cae del cielo. Hay metodología e instrumentos que ayudan a hacerlo (diagnósticos participativos, diagramas de caracterización, comunicación intercultural, negociación colaborativa, etc.). Y hay enfoques, como el planteado, que son mejores aliados que otros.
No pretendamos obtener una operación sostenible sin haber construido un proceso relacional sólido. Las aproximaciones antropológicas, sociopolíticas, normativas, comunicacionales, neurocientíficas y económicas que abundan alrededor de este proceso de relacionamiento (explicaremos sobre ello en otro artículo) nos exigen tener una perspectiva amplia y un enfoque estratégico interdisciplinario en la gestión.
El presente artículo contiene un enfoque provocador, más que concluyente. Sin embargo, reconozco un rigor científico en su construcción. Y creo que la dinámica de discusión que se presente alrededor de este puede ayudar a nutrir la propuesta para viabilizar proyectos y operaciones extractivas que nos beneficien a todos.
GERENS ofrece el Diplomado en Gestión Estratégica para la Nueva Minería, que proporciona una visión de sostenibilidad y responsabilidad social y ambiental. Si tienes alguna consulta, escríbenos al formulario de contacto.
Excelente artículo. Aborda un tema complejo y estructural: las responsabilidades y compromisos del Estado y las empresas extractivas, para lograr la sostenibilidad de las comunidades. Sugiere trabajar el desarrollo comunal y local bajo un enfoque multidisciplinario y comunicar con oportunidad, claridad, transparencia y respeto. Para ello debe apoyarse interna y externamente en profesionales que les ayuden a conocer, entender, e interpretar al Perú en su enorme complejidad, y a comunicarse adecuadamente con sus poblaciones, autoridades y representantes. Se debe promover una transformación de la cultura corporativa de las empresas.. Actualmente existe una nueva camada de profesionales que están cambiando las cosas en el sector, pero aún falta mucho.
Excelente articulo Miguel. Nos abre nuevamente a la reflexión sobre cuanto mas puede involucrarse la empresa privada en los procesos de desarrollo sostenible de las areas de influencia directa de sus proyectos con sus propios recursos y que decir de la capacidad de gestión del Estado frente a esta problemática. Crees en las alianzas publicó privadas?….son sostenibles?