¿Qué está impulsando la demanda sin precedentes de minerales críticos?
La transición energética hacia tecnologías de energía renovable ha provocado un aumento sin precedentes en la demanda de minerales críticos. Esta demanda está transformando la economía minera y las cadenas de suministro globales. A medida que los países buscan reducir sus emisiones, la naturaleza intensiva en minerales de estas tecnologías presiona al sector minero. Se necesita aumentar rápidamente la producción para alcanzar los objetivos climáticos.
La naturaleza intensiva en minerales de las tecnologías limpias
Los vehículos eléctricos requieren seis veces más minerales que los autos convencionales. Un vehículo eléctrico típico necesita 200 kg de minerales, frente a 30-40 kg en uno convencional. La batería representa gran parte de esta diferencia. Minerales como litio, níquel, cobalto, manganeso y grafito son claves para el rendimiento, la densidad energética y la vida útil. La generación renovable también necesita más minerales que las plantas fósiles. Una planta eólica terrestre necesita nueve veces más minerales que una planta de gas equivalente. Se requieren 8 toneladas métricas por megavatio, incluyendo infraestructura de transmisión.
Estos minerales no son intercambiables. Los elementos de tierras raras como neodimio y disprosio son esenciales para imanes en turbinas eólicas y motores eléctricos. Sus propiedades permiten diseños más ligeros y eficientes. Pero su escasez provoca cuellos de botella difíciles de resolver con ingeniería.
Crecimiento proyectado de la demanda de minerales
Según la AIE, la demanda de grafito, litio y cobalto podría aumentar hasta 500% para 2050. Solo el litio podría multiplicarse por 42 hacia 2040 en un escenario de cero emisiones netas.
Incluso metales comunes como el cobre enfrentan fuerte crecimiento. Su demanda podría subir 40% hacia 2030 por expansión de redes y cargadores de vehículos eléctricos. Para 2035, se necesitarán 50 millones de toneladas métricas al año, el doble del nivel actual. Esto podría generar un déficit de 9.9 millones de toneladas métricas, incluso con reciclaje.
El Foro Económico Mundial considera estos minerales esenciales para la transición energética. La producción actual no alcanza los niveles requeridos. Se necesitarían unas 50 nuevas minas de litio para 2030, pero pocas están en desarrollo. Además, los yacimientos de alta ley están agotándose. Se necesita procesar más material para obtener la misma cantidad de metal. Esto eleva el consumo energético y los costos de producción. Ese ciclo podría encarecer la tecnología y ralentizar la transición energética.
¿Cómo están cambiando las dinámicas geopolíticas ante la demanda de minerales críticos?
La concentración de minerales críticos en pocos países está transformando el poder global y reconfigurando relaciones internacionales. A diferencia de los combustibles fósiles, muchos minerales clave están concentrados en regiones específicas.
Concentración geográfica de recursos clave
Las vulnerabilidades en la cadena de suministro son ahora una gran preocupación geopolítica. El 70 % del cobalto mundial proviene de la República Democrática del Congo. Esta concentración representa riesgos de suministro y preocupaciones éticas. Aproximadamente el 20 % del cobalto congoleño proviene de minas artesanales con problemas documentados de derechos humanos, incluido el trabajo infantil.
Las reservas de litio también están geográficamente concentradas. Australia, Chile y China controlan más del 75 % de la producción mundial. El «Triángulo del Litio», que abarca Chile, Argentina y Bolivia, contiene aproximadamente el 58 % de los recursos globales de litio. Estas concentraciones contrastan con las reservas de petróleo, más distribuidas geográficamente.
El dominio de China en el procesamiento de minerales críticos es especialmente relevante. Aunque produce solo entre el 10 % y 15 % del mineral extraído, procesa casi el 90 % de las tierras raras, el 60 % del litio y el 70 % del cobalto. Este control en la etapa intermedia le da gran influencia en las cadenas de suministro de energía limpia. En respuesta a sus restricciones a la exportación, muchos países occidentales han desarrollado estrategias de seguridad mineral.
Los países ricos en recursos ahora ven sus minerales como activos estratégicos, no solo productos de exportación. La prohibición de exportar níquel crudo en Indonesia desde 2020 es un caso exitoso. Esta política obliga al procesamiento interno y ha transformado al país en productor de sulfato de níquel para baterías, capturando más valor local.
Nuevos ganadores en la economía de la transición energética
Países como Chile (cobre), Indonesia (níquel) y Australia (litio) podrían beneficiarse de un posible superciclo de materias primas. Codelco, la mayor productora de cobre del mundo, planea aumentar su producción en un 30 % para 2030, valorando el rol estratégico del cobre en la transición energética.
La prohibición indonesia del níquel crudo impulsó el refinado local y la fabricación de baterías. Hoy el país alberga varios parques industriales enfocados en la cadena de suministro de baterías. Desde la medida, Indonesia ha recibido más de 15 mil millones de dólares en inversión extranjera para procesar níquel, demostrando que los países ricos en minerales pueden capturar más valor.
El sector del litio en Australia ilustra cómo cambia la economía minera ante la demanda energética. Las exportaciones de litio del país pasaron de mil millones de dólares en 2017 a más de 18 mil millones en 2023. Esto ha incentivado la exploración y desarrollo de nuevos proyectos. Las empresas australianas ahora impulsan el procesamiento local, construyendo varias plantas de hidróxido de litio para capturar mayor valor antes de exportar.
Estos países están aplicando estrategias más sofisticadas para maximizar el valor económico de sus minerales. Además de restricciones a la exportación, usan asociaciones con tecnológicas, requisitos de contenido local e inversión estatal en infraestructura de procesamiento. El objetivo: evitar la «maldición de los recursos» que afectó a exportadores de materias primas en el pasado.
¿Qué desafíos económicos enfrenta la minería durante la transición energética?
El sector minero enfrenta importantes retos económicos para aumentar la producción de minerales clave. Estos desafíos abarcan desde la exploración hasta el cierre de minas.
Tiempos prolongados de desarrollo y aumento de costos
Uno de los principales problemas es el largo tiempo que toma desarrollar una nueva mina. En promedio, se necesitan 16 años desde el descubrimiento hasta la producción. Esto crea un desfase con la velocidad a la que avanza la transición energética. El proceso incluye 3 a 5 años de exploración, otros 3 a 5 años de estudios de factibilidad, de 2 a 3 años para permisos y entre 2 y 3 años de construcción.
Además, las leyes minerales han disminuido. El contenido promedio de cobre bajó de 1.6 % en 1990 a menos de 0.8 % hoy. Esto obliga a extraer y procesar más roca para obtener la misma cantidad de metal. Hoy se necesitan unas 125 toneladas de mineral para producir una tonelada de cobre, el doble que en 1990.
Las vetas más profundas y complejas aumentan el consumo energético. La minería de cobre consume ahora un 40 % más de energía que hace diez años. Algunas minas requieren de 50 a 80 kWh por tonelada de mineral procesado. Esto genera una paradoja: producir minerales para tecnologías limpias exige gran consumo de energía, que aún depende de combustibles fósiles.
Estos factores han elevado significativamente los costos de capital y operación. En el cobre, el costo por tonelada anual de capacidad subió de US$8,000 en 2000 a más de US$20,000 hoy.
En el litio, los nuevos proyectos requieren entre US$15,000 y US$25,000 por tonelada anual de carbonato de litio, un aumento del 60 % al 80 % en diez años.
Políticas e inversión
Muchos gobiernos ofrecen incentivos para fomentar la minería local. Entre ellos están subsidios, exoneraciones tributarias y permisos más ágiles. La Ley de Reducción de la Inflación de EE.UU. ofrece créditos fiscales del 10 % para minerales críticos extraídos en el país. La Unión Europea también establece metas de producción y procesamiento local con su Ley de Materias Primas Críticas. Sin embargo, los cuellos de botella podrían encarecer las tecnologías limpias. Según el Banco Mundial, un aumento del 30 % en el precio del litio puede elevar el costo de los paquetes de baterías en un 3 %. Como las baterías representan entre el 30 % y 40 % del costo de los vehículos eléctricos, la volatilidad de precios afecta directamente la adopción de tecnologías limpias.
El sector minero necesita señales claras y de largo plazo por parte de los gobiernos para atraer inversión privada. La Agencia Internacional de Energía estima que se necesitarán unos US$1.7 triillones en inversión minera hasta 2040 para cubrir la demanda de minerales críticos.Pero los proyectos enfrentan gran incertidumbre regulatoria. Los estándares ambientales y los requisitos de permisos pueden cambiar durante la década que dura el desarrollo.
Conciliar desarrollo económico, sostenibilidad y aceptación social sigue siendo un reto clave. Muchos países enfrentan tensiones entre aumentar la producción y proteger el medio ambiente. Chile, por ejemplo, ha endurecido la regulación ambiental del litio en el desierto de Atacama por la preocupación sobre el uso del agua, pese a los beneficios económicos de expandir la producción.
¿Cómo puede la minería abordar los impactos ambientales y sociales?
La huella ambiental y social de la minería representa un gran desafío. Si no se gestiona bien, podría poner en riesgo la sostenibilidad de la transición energética.
Impactos ambientales y estrategias de gestión
La minería tiene una huella ambiental considerable. Alrededor del 9 % de las 1,721 represas de relaves registradas están en áreas protegidas o zonas de alta biodiversidad. Estas instalaciones pueden fallar con consecuencias graves. El desastre de Brumadinho en Brasil, en 2019, mató a 270 personas y liberó 12 millones de metros cúbicos de residuos mineros. El agua es una preocupación crítica, especialmente porque muchos minerales clave se extraen en zonas áridas. En el desierto de Atacama (Chile), producir una tonelada de litio requiere unas 2,000 toneladas de agua mediante evaporación. Este consumo hídrico ocurre en una de las regiones más secas del planeta, lo que genera conflictos con comunidades locales y agricultores.
Las empresas mineras están respondiendo con innovación tecnológica. La extracción directa de litio (DLE) puede reducir el uso de agua entre un 50 % y 90 % y acortar los plazos de producción. Técnicas como DLE pueden producir litio en días, en lugar de los 18 meses que tarda el método tradicional. Empresas como Rio Tinto y BHP se han comprometido a reducir su consumo de agua dulce entre un 30 % y 50 % para 2030.
La pérdida de biodiversidad es otro problema serio. Las operaciones mineras a menudo afectan ecosistemas sensibles. En la isla de Sulawesi (Indonesia), la minería de níquel ha causado tasas de deforestación un 20 % mayores al promedio nacional.Las principales empresas están adoptando planes de gestión de biodiversidad más ambiciosos, con compromisos de «no pérdida neta» o incluso «impacto positivo neto» mediante compensaciones y restauración de hábitats.
Reciclaje y economía circular
El reciclaje de minerales críticos sigue siendo muy bajo. Solo entre el 5 % y 10 % de las baterías de ion-litio se reciclan actualmente a nivel mundial. Esto representa un desafío ambiental y una oportunidad económica. Se estima que para 2030, el reciclaje de baterías podría recuperar materiales por un valor de entre US$7,000 y US$10,000 millones al año. La tecnología ha mejorado notablemente. Los procesos hidrometalúrgicos ya permiten recuperar hasta el 95 % del litio, níquel y cobalto de una batería, frente a menos del 50% hace diez años. Sin embargo, su adopción comercial sigue limitada por la falta de infraestructura de recolección y la baja disponibilidad de baterías al final de su vida útil.
La sustitución de materiales también ofrece soluciones. Tesla usa baterías LFP (fosfato de hierro y litio) en sus autos estándar, eliminando el cobalto y reduciendo el litio en un 30 %. También se están desarrollando turbinas eólicas con imanes permanentes que no utilizan tierras raras, reduciendo así la presión sobre esos minerales escasos.
La responsabilidad extendida del productor está ganando terreno. La nueva regulación de baterías en la Unión Europea fija metas de contenido reciclado (4 % de litio y níquel en 2030, subiendo a 10 % en 2035) y de recolección (70 % en 2030). Estas normativas buscan incentivar el diseño de productos más reciclables y sistemas eficientes de recolección de materiales al final de su vida útil.
¿Qué oportunidades económicas tiene la transición energética para la minería?
A pesar de los desafíos, la transición energética abre grandes oportunidades económicas para las empresas mineras y los países ricos en recursos. Quienes se adapten bien pueden capturar gran valor en mercados de rápido crecimiento.
Integración de la cadena de valor y procesamiento aguas abajo
Muchos países ricos en minerales buscan desarrollar capacidades industriales, en lugar de solo exportar materias primas. Indonesia es un ejemplo destacado. Pasó de exportar mineral de níquel sin procesar a tener una industria de procesamiento avanzada. El Parque Industrial de Morowali alberga múltiples plantas que producen materiales para baterías. Esto ha multiplicado por cinco el valor de exportación del níquel indonesio.
Chile sigue un enfoque similar con el litio. Ha creado alianzas público-privadas para producir hidróxido de litio, en vez de solo exportar carbonato de litio. Este modelo busca capturar mayor valor en la cadena de baterías. Podría triplicar o cuadruplicar el valor por tonelada exportada.
La integración de la cadena genera más empleos y de mejor calidad. La fabricación de baterías crea de 5 a 10 empleos por cada uno en extracción, con sueldos más altos y habilidades más diversas. El Banco Mundial estima que los países en desarrollo con recursos podrían generar entre 400,000 y 500,000 nuevos empleos en procesamiento y manufactura para 2030.
También hay beneficios en transferencia tecnológica y desarrollo de capacidades. Las alianzas entre mineras y fabricantes, como Albemarle y Volkswagen, impulsan el aprendizaje técnico.
Estas colaboraciones ayudan a los países productores a construir conocimientos en manufactura avanzada y ciencias de materiales. Así pueden diversificar sus economías a largo plazo.
Innovación y mejoras de eficiencia
La electrificación de operaciones mineras ofrece ahorros económicos y menores emisiones. Según McKinsey, los equipos eléctricos reducen costos operativos entre 20 % y 30 %. Boliden, en Suecia, ya electrificó buena parte de su mina Aitik. Esto ha reducido su consumo de diésel en unos cinco millones de litros al año.
La automatización y digitalización también mejoran la productividad. En Pilbara (Australia), Rio Tinto logró un 20 % más de eficiencia con camiones autónomos y redujo los incidentes en un 40 %.
Estas tecnologías ya se aplican a minerales clave. Algunas empresas de litio reportan mejoras de entre 15 % y 25 % en tasas de recuperación gracias a inteligencia artificial y optimización digital.
Integrar energía renovable también reduce gastos. Las minas en zonas remotas suelen usar generadores diésel costosos, que representan el 20 % al 30 % de sus costos operativos. Instalaciones solares con baterías pueden reducir esos costos entre un 40 % y 60 %. Antofagasta Minerals, en Chile, ya instaló más de 190 MW de energía solar en sus operaciones.
También mejoran las técnicas de exploración. El uso de aprendizaje automático y análisis de big data permite descubrir y evaluar yacimientos más rápido y barato. Varias mineras informan que estas herramientas han aumentado en un 20-30 % la tasa de éxito en exploración, y han bajado los costos de perforación inicial en proporciones similares.
¿Cómo pueden los actores garantizar una economía minera sostenible y equitativa?
Lograr una economía minera sostenible y equitativa requiere acción coordinada de gobiernos, empresas, comunidades y sociedad civil.
Sin una gobernanza adecuada, los beneficios de la transición energética podrían concentrarse en pocos actores. Al mismo tiempo, los costos sociales y ambientales podrían externalizarse.
Colaboración internacional y estándares comunes
Las cadenas de suministro de minerales críticos son complejas y globales. Por eso, se necesitan enfoques internacionales coordinados. Iniciativas como la Minerals Security Partnership , lanzada en 2022 por 11 países —incluidos Estados Unidos, Japón y varias naciones europeas— buscan acelerar el desarrollo de cadenas de suministro diversas mediante inversiones coordinadas y normas armonizadas. Estos marcos de colaboración pueden ayudar a movilizar los 1,7 billones de dólares necesarios para las cadenas de suministro de minerales críticos de aquí a 2040.
Este artículo ha sido publicado originalmente en el blog de Discovery Alert y ha sido traducido y publicado por GĚRENS en mayo de 2025. ¡Potencia tu futuro en la industria minera! Estudia la Maestría en Gestión Minera MMBA de GĚRENS.