Lucas Reaño
Coach de Gestión y Desarrollo de Carrera
Hace algunos años en un Congreso de Dirección Estratégica de Recursos y Capital Humano, escuché a Robert K. Cooper, Ph.D., decir que el éxito en la Vida y el Trabajo depende entre 4% a 25% de la Capacidad intelectual y Capacidad técnica /académica, y entre 75% a 96% de la Inteligencia emocional, Inteligencia creativa y otras cualidades que se pueden adquirir.
Esto podría explicar de alguna manera el por qué profesionales de diferente nivel limitan su desarrollo en distintas empresas principalmente por no manejar bien su inteligencia emocional y otras cualidades.
Me contaba Francisco, ejecutivo de Investigación y Desarrollo en una empresa transnacional, que él era una persona muy analítica, activa y estratégica y siempre muy serio. Su jefe lo invitaba para que participe en reuniones con otros grupos y vaya “agarrando confianza”, pero asistía por cumplir y sin mucho entusiasmo. Terminada cada reunión su jefe lo llamaba interesado en saber cómo le había ido y siempre la respuesta de Francisco era “bien” o “más o menos”.
Francisco no podía entender por qué a su jefe le interesaba que mejorara en sus relaciones personales y seguía mencionando que él había ido a la empresa a trabajar y no para interactuar o hacer amigos como quería su jefe.
Al año de servicios su jefe le dijo: Francisco te vamos a renovar el contrato por 3 meses y espero que en ese tiempo te des cuenta lo importante que es para la empresa que todos contribuyamos a lograr un excelente clima laboral, y ¿qué debo hacer? preguntó Francisco, primero TE FALTA SONREIR, respondió su jefe.
Francisco en ese momento entendió el mensaje y se dijo asimismo, solicitaré ayuda para mejorar mi comunicación. Es así que, apoyado en el test de Estilos de Comunicación de Carl Jung, comprobamos que Francisco destacaba, como él lo había dicho, por su estilo Racional, Activo y Estratégico, pero su gran debilidad era la poca importancia que otorgaba a la relación con las personas. Trabajó intensamente durante 3 meses en mirar a los ojos, saludar con atención, sonreír y preguntar siempre ¿qué puedo hacer para mejorar? Sólo eso sirvió para que su jefe le renovara su contrato diciéndole, que bueno que aprendiste a sonreír.
Setiembre 1, 2024