La minería puede ser un motor poderoso para el crecimiento socioeconómico de un país. Esta industria proporciona ingresos esenciales para construir infraestructura en los sectores críticos para la prosperidad y el desarrollo humano. En África, en particular, el sector minero tiene el potencial para sacar de la pobreza al continente y distribuir las riquezas de la operación a los ciudadanos desde el gobierno central, priorizando a las comunidades próximas a las operaciones mineras. En este sentido, un sector donde los ingresos mineros pueden tener un impacto de desarrollo significativo es en salud.
A pesar de las tremendas inversiones, donaciones y esfuerzos de diversas organizaciones por desarrollar el cuidado de la salud, muchos países africanos aún luchan por controlar las infecciones de tuberculosis y reducir las tasas de mortalidad relacionadas con la malaria. Aunque no es obvio de inmediato, las operaciones mineras están relacionadas de forma inextricable con la salud: las operaciones mineras no solo crean riesgos en la salud de los trabajadores, también pueden generar un fenómeno social, como establecimientos sobrepoblados (asentamientos humanos), comportamientos arriesgados (abuso de drogas y de alcohol, violencia sexual, diversas parejas sexuales) y migración más allá de las fronteras. Todo esto puede contribuir a una rápida propagación de enfermedades.
En enero de 2015, el Banco Mundial albergó un panel compuesto por líderes gubernamentales y de la industria minera en la conferencia anual Indaba de Minería, en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, para discutir el papel de la industria minera en la lucha contra la propagación de enfermedades, tanto en la fuerza laboral como en las comunidades donde operan.
De esta Indaba surgieron cinco mensajes importantes.
1. El fortalecimiento de los estándares de salud y seguridad laboral aún es un desafío
Las empresas mineras tienen un rol claro en minimizar la propagación de enfermedades en sus trabajadores al cumplir con los estándares de salud y seguridad laboral, proporcionar servicios de salud adecuados e invertir en medidas preventivas.
Con frecuencia, la responsabilidad de las empresas mineras al respecto está plasmada en las leyes. Sin embargo, un desafío crítico se encuentra al vigilar el cumplimiento de las normas nacionales. En Sudáfrica, a pesar del fuerte régimen regulatorio y el amplio consenso para promover mejores prácticas de salud y seguridad en la industria minera, aún persisten enfermedades pulmonares, como la silicosis.
Es importante que las empresas mineras eviten los atajos y en su lugar cumplan con las mejores prácticas internacionales en seguridad y salud laboral. Tal vez, esto es más importante en África, donde muchos países no tienen la capacidad de monitorear con efectividad el cumplimiento de las normas.
2. Proteger la salud de las comunidades locales es una responsabilidad compartida
Las empresas mineras tienen una responsabilidad clara en prevenir la propagación de enfermedades entre sus trabajadores, pero definir un rol similar frente a las comunidades locales es menos directo. Desde un punto de vista corporativo, invertir en las comunidades es esencial para sostener una sociedad a largo plazo con el gobierno y la comunidad local, así como para mantener la licencia social para operar. Por esta razón, las empresas mineras trabajan con las autoridades locales en salud para diseñar y proporcionar programas preventivos y de tratamiento para enfermedades como la malaria, VIH/Sida y TBC.
Sin embargo, a menudo estos esfuerzos son parte de un programa de responsabilidad social empresarial más amplio y por lo general no están integrados con los esfuerzos de fortalecimiento de sistemas de salud más amplios a nivel nacional y local. Para las empresas mineras y las autoridades de salud es fundamental definir en conjunto las prioridades, alinear las intervenciones y capitalizar las ventajas comparativas respectivas.
Debido a que las empresas pagan impuestos a los gobiernos, ¿no se debe esperar que estos recursos sean utilizados para el desarrollo de las comunidades, que incluye inversión crítica en salud? La salud pública no puede ser vista como la responsabilidad de las empresas mineras. En su lugar, tal vez es más importante discutir, a nivel nacional, cómo se utilizan los impuestos para promover el desarrollo de la comunidad, así como qué iniciativas son necesarias para alentar a las empresas mineras a mirar «más allá de sus obligaciones empresariales inmediatas».
3. Las crisis, como el ébola, pueden proporcionar oportunidades de colaboración
La crisis del ébola ha puesto en claro que las empresas pueden invertir en salud más allá de los campamentos mineros. El brote afectó de forma desproporcionada a Guinea, Liberia y Sierra Leona, países ricos en minerales pero con sistemas débiles de salud. Las empresas mineras han jugado un rol esencial en la mitigación de la enfermedad a través de fuertes campañas de información en las comunidades, evaluaciones y revisiones proactivas de los trabajadores, restricciones estrictas de traslado, sacando provecho a los sistemas de logística para apoyar los esfuerzos de asistencia y proporcionando donaciones para los esfuerzos humanitarios.
Sin embargo, lo que se ha vuelto aparente con la crisis es la inmensa oportunidad de colaboración entre la salud y los sectores mineros en contextos donde hay intereses compartidos. En el caso del ébola, la crisis y el miedo del colapso de las operaciones mineras proporcionaron un piso común para la colaboración.
4. El compromiso de los socios y los stakeholders son necesarios para sostener el progreso
Las iniciativas de salud colaborativas han demostrado tener éxito en sostener las sociedades creadas entre las empresas mineras, los gobiernos y la sociedad civil. De igual manera, las sociedades enfocadas en problemas, con objetivos claramente definidos, pueden ayudar a acelerar el progreso para garantizar el cumplimiento de las operaciones mineras de los estándares de salud y seguridad.
Aunque hay un gran potencial para sociedades más fuertes entre la industria minera, el gobierno, los sindicatos y las comunidades, la falta de compromiso político aún es un desafío. Por esta razón, los socios deben trabajar juntos para mantener estos problemas en el frente del debate sociopolítico.
5. El fortalecimiento de los sistemas de salud es fundamental para los resultados transformativos
No es suficiente que las empresas protejan a sus trabajadores. Por ejemplo, la forma como se expande la TBC demuestra que hay una conexión considerable entre los trabajadores, las comunidades donde viven y operan y las comunidades de donde provienen. Es necesario un enfoque más sistemático para tratar la propagación de enfermedades.
En resumen, a pesar de los intereses en conflicto del gobierno y de las empresas mineras, existe un gran valor en un enfoque colaborativo para abordar la propagación de enfermedades. Las sociedades en varias formas podrían aprovechar los recursos técnicos y financieros de la industria minera y la infraestructura y finalmente producir trabajadores más saludables y productivos.
La clave es actuar de acuerdo con las mejores prácticas internacionales, mejorar la salud y la seguridad de los trabajadores, apoyar a la comunidad afectada por la minería, fortalecer los sistemas de salud de la comunidad para promover la prevención y el tratamiento de enfermedades y mejorar la coordinación entre el gobierno y la industria para garantizar que los países logren los objetivos a largo plazo.
Autor original del artículo: Patrick L. Osewe
Artículo traducido y adaptado de World Economic Forum
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