Stligler, premio nobel de economía, dice una gran verdad: “Lo que medimos afecta lo que hacemos, y si medimos la cosa equivocada, haremos la cosa equivocada”. Stigler viene trabajando en la construcción de una “buena medida” de bienestar y para ello propone ir más allá del PIB(Producto bruto interno). En la última década la OCDEse sumó a este esfuerzo de crear y proponer métricas que midan más adecuadamente el bienestar de una comunidad y propuso el Índice para una Vida Mejor. La ONU viene produciendo desde hace más de 3 décadas el Indice de Desarrollo Humano-IDH, otro indicador ampliamente usado a nivel nacional, regional, provincial y distrital. Estas iniciativas muestran la importancia de tener sistemas adecuados de medición y monitoreo del desarrollo a nivel país, región o provincia.
En un trabajo colaborativo Resources for Development y GĚRENS plantean la estrategia para la construcción de un sistema de monitoreo del desarrollo territorial. Ver
Esta herramienta busca poner a disposición de todas las partes interesadas indicadores que permitan responder a la pregunta ¿cuánto está avanzando el desarrollo territorial en nuestra región?
“Si no podemos medirlo, no podemos gestionarlo” se ha convertido en una idea ampliamente aceptada en gestión estratégica. Esto es aún más cierto cuando enfrentamos una realidad compleja como el desarrollo territorial. En efecto, se debe contar con un sistema de medición de desempeño de desarrollo territorial, el cual debe integrar las estrategias que impulsan (o debían impulsar) los diferentes actores como son estado, empresa privada, sociedad civil, universidades y otros actores clave.
El sistema de monitoreo de desarrollo territorial es una herramienta a la vez de diagnóstico y de propuesta. Permite identificar los problemas que enfrenta el territorio y así plantear oportunamente iniciativas para enfrentarlos. La construcción del sistema no puede ser “de gabinete”, tiene que ser parte de un proceso participativo y de diálogo. Así, para la elección de los indicadores que se medirán, las metas que se propondrán y la gobernanza del sistema de medición, es necesario un proceso de diálogo y reflexión para concordar en una visión a 20-30 años de dónde quiere llegar el territorio. Con ello, se debe buscar un alineamiento de los planes y políticas públicas en esa dirección. Otro aspecto inescapable es el cultivo de la confianza y del establecimiento de sinergias entre los actores del territorio y la conformación o designación de un equipo o entidad en el territorio que garantice la continuidad y sostenibilidad del sistema de medición y monitoreo.