En un proceso de Contratación de Personal, que prácticamente empieza con una Entrevista de Empleo, el propósito principal de los entrevistadores es conocer los aspectos más saltantes de los postulantes para presentar a su cliente interno o a la gerencia general, si es posible, esos tres candidatos que cumplan los requisitos que exige la posición y que se pueden resumir en estos
aspectos:
a. SI PODRÁ HACER EL TRABAJO, si tiene las habilidades, las competencias técnicas, la experiencia y conocimientos respaldados con los títulos y diplomas correspondientes, así como con los logros profesionales específicos.
b. SI HARÁ EL TRABAJO, si tiene la disposición, el entusiasmo, las ganas y el compromiso de hacerlo.
c. SI ENCAJARÁ EN LA EMPRESA, si tiene el “background”, la simpatía, el temperamento y el carácter para adaptarse a la cultura institucional o estilo gerencial, así como si tiene las condiciones físicas, apariencia y salud aceptables.
En lo que concierne a los dos primeros aspectos (a y b), será importante asegurarse que el nivel mínimo de competencias y experiencias de los candidatos estén totalmente alineados con lo que requiere el nivel de la posición a ocupar; y que su nivel de confianza, entusiasmo y compromiso hayan sido demostrados con mucha claridad durante todo el proceso.
Al margen de la gran importancia de esos dos aspectos, muchas veces el tercer aspecto (c), el ENCAJE, puede tener una enorme influencia en la decisión final. Las muestras de soberbia, así como las condiciones físicas y apariencia de salud juegan un rol importantísimo en la decisión de las empresas que contratan personal, más aún cuando se trata de plazo indeterminado. Una apariencia física débil o el excesivo peso de una persona podría interpretarse como descuido y de alto riesgo, y pueden opacar sus capacidades intelectuales, experiencias y entusiasmo.
Lucas Reaño
Coach de Gestión y Desarrollo de Carrera