Ante una amplia campaña contra las estrategias de inversión ambiental, social y de gobernanza del partido de Gobierno en EE.UU, días antes de la toma de mando del Presidente Trump, prestigiosas instituciones como Goldman Sachs y Wells Fargo, los bancos Morgan Stanley, Citigroup y Bank of America y otras instituciones financieras como BlackRock, Vanguard y State Street decidieron abandonar la Net-Zero Banking Alliance (NZBA), la coalición respaldada por las Naciones Unidas que busca alinear las emisiones financiadas con las metas de emisiones netas cero para 2050.
Se suma a esto, la decisión tomada por el Líder de las finanzas verdes, BlackRock que anuncia su rechazo al término ESG (Environment, Social, Governance) y a su uso, lo que implica bajar la guardia en los préstamos e inversiones sostenibles.
Al asumir el cargo, Donald Trump retira además, por segunda vez a Estados Unidos del Acuerdo de París, que busca limitar el calentamiento global a menos de 2 grados Celsius con respecto a los niveles preindustriales para reducir las emisiones de carbono a nivel mundial.
Estados Unidos es el segundo mayor emisor de carbono del mundo, acompañado por China y la India, decidir abandonar el Acuerdo De Paris, significa primordialmente el incumplir los compromisos de financiamiento y remediación sobre los impactos de sus emisiones de carbono, resultado de sus altas tasas de industrialización, población y consumo energético.
Esta decisión, además, traerá serias implicancias a la industria extractiva y a la población mundial, especialmente a los paises más vulnerables en la lucha contra el cambio climático.
La decisión del EE. UU de salir del Acuerdo de Paris, según el presidente D. Trump, es para impulsar el sector energético, especialmente las energías fósiles, reducir la inflación y también la emergencia energética nacional, prometiendo disminuir las regulaciones ambientales sobre el uso de energías fósiles.
Semejante medida ha generado como era de esperarse, preocupación a nivel internacional debido al impacto del peso económico y geopolítico que Estados Unidos tiene en el cambio climático.
Aquí las principales implicancias:
- Este nuevo alejamiento de las reglas del Acuerdo de Paris trae un gran impacto en la lucha contra el cambio climático para las empresas mineras, que ya enfrentan desafíos considerables relacionados con la sostenibilidad y la reducción de su huella de carbono.
- Podría crearse una competencia desigual en el mercado de la industria extractiva global. Empresas mineras, que siguen comprometidas con los objetivos del Acuerdo de París, continúan invirtiendo en tecnologías limpias y sostenibles orientadas a la transición energética.
- Reducción de inversionistas en proyectos mineros que no demuestren un compromiso claro con la sostenibilidad ambiental y el progreso global en tecnologias verdes.
- Se podría afectar negativamente la reputación de las empresas mineras que no adopten un compromiso sólido con la mitigación del cambio climático.
La decisión de Estados Unidos de retirarse del Acuerdo de París cuestiona el papel de las grandes potencias en la lucha contra el cambio climático. El efecto que causa su industria y el consumo energético en general, tienen un impacto significativo a nivel global, por lo que la mitigación de los daños en las poblaciones más vulnerables requerirá de un esfuerzo conjunto y cooperativo entre todos los países para encontrar soluciones efectivas.
Si bien estas medidas no se ejecutan para el año 2025 sino que aplican para el 2026, veamos qué sucede en el transcurso del año.
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