Planes de Cierre

El estándar de relaves resalta la planificación del cierre de minas

El enfoque integral del Global Industry Standard on Tailings Management (GISTM) considera riesgos durante el ciclo de vida de un depósito de relaves (TSF). Estas incluyen las décadas posteriores al cierre y, en algunos casos, incluso más allá, cuando persisten preocupaciones sobre estabilidad o medio ambiente. 

Esto resalta la importancia de planificar el cierre de minas e incorporar estas consideraciones desde la fase inicial del diseño minero. James Lake, socio y científico ambiental principal de SRK Consulting Sudáfrica, dijo que el cierre es un tema que recorre los principios del GISTM. 

“El estándar es explícito respecto a la responsabilidad de los propietarios. Ellos deben planificar, construir y operar TSF para gestionar responsablemente los riesgos en todas las fases del ciclo”, dijo Lake. “Esto aplica tanto a los derechos de las personas afectadas como al mantenimiento del conocimiento interdisciplinario y la operación de sistemas de monitoreo”. 

Diseños robustos 

En los últimos años ha habido una actividad considerable en el sector minero para adaptar los TSF al GISTM. Lake señaló que los diseños se están volviendo más robustos. Entre las consideraciones está el impacto probable del cambio climático, por ejemplo. Este requerirá que las presas de relaves permanezcan estables bajo condiciones de lluvias más intensas o frecuentes. 

Según Roanne Sutcliffe, ingeniera ambiental principal en SRK Consulting Sudáfrica, el GISTM reitera el principio de que una planificación de cierre efectiva comienza cuando se conceptualizan y diseñan las minas. 

“La vida operativa de una mina y su TSF se mide típicamente en décadas”, dijo Sutcliffe. “En contraste, al considerar los aspectos post-cierre de una instalación de relaves, la vida útil del diseño deberá ser mucho mayor en la mayoría de los casos. Podrá necesitar ser considerada en términos de siglos”. 

Según el GISTM, las minas deben demostrar que, desde una perspectiva de estabilidad química y física, los TSF permanecerán estables durante la fase operativa y por siglos tras el cierre de la mina. Indicó que, típicamente, sigue un período de “cierre activo” durante 10 a 20 años después del cese de operaciones. Ahí, el TSF requiere un equipo de mantenimiento y monitoreo casi equivalente al necesario durante la operación. Después de eso, un régimen de “cierre pasivo” puede ser suficiente. En él, los equipos involucrados se reducen gradualmente, pero podrían mantenerse durante muchas más décadas, si no siglos. 

Planificar demasiado tarde 

El GISTM enfatiza los riesgos que representan los TSF para la vida humana y el medio ambiente. Así, subraya la necesidad de adaptar el diseño desde el inicio. Por ejemplo, asegurar la estabilidad a largo plazo puede requerir diseños de pendientes más suaves. Esto, a su vez, aumenta la huella del TSF. Cuando el espacio es limitado, esta consideración de cierre podría restringir tanto la capacidad de depósito del TSF como la capacidad de producción de la mina. Incluso podría afectar el retorno de inversión planeado. 

En este sentido, el enfoque en el cierre de minas se ha fortalecido con el cumplimiento del GISTM por parte de la industria minera, dijo Ivan Doku, geólogo principal de recursos, socio y gerente país de SRK Consulting Ghana. 

“Planificar completamente el cierre de minas siempre ha sido un desafío, pero el GISTM ha dado un impulso positivo a este imperativo”, dijo Doku. “En África Occidental, hay ciertamente un mayor interés en la planificación de cierres, ya que las minas buscan cerrar la brecha de conocimiento entre los requerimientos operativos actuales y las necesidades post-cierre”. 

Reprocesamiento de relaves valiosos 

Dado el largo historial minero de países como Ghana, señaló que podrían existir oportunidades interesantes en el uso del terreno tras el cierre, especialmente en lo que respecta a los TSF. Con los avances en tecnología de procesamiento mineral, muchos TSF antiguos podrían ser reprocesados para extraer valor adicional antes de utilizar los relaves restantes en otras aplicaciones, como el relleno. 

“La capacidad de tratar material sin incurrir en costos de minería es una perspectiva atractiva, y los ingresos pueden ayudar a mejorar la provisión financiera para el cierre”, dijo. “Cuando las instalaciones más antiguas no fueron diseñadas en áreas óptimas, reprocesar los relaves también presenta la posibilidad de depositarlos en otra ubicación, una que se adapte mejor a las opciones post-cierre disponibles y que pueda reducir aún más la provisión financiera requerida para el cierre”. 

Entre las principales razones por las que el cierre efectivo suele ser tan difícil está el hecho de que los relaves se ven como un desecho sin valor actual, y muchas operaciones comienzan la planificación de cierre demasiado tarde, cuando el flujo de caja es limitado, según Sutcliffe. 

“Esto significa que el dinero debe gastarse cuando menos disponible está y para propósitos que no generan retorno”, explicó. “Sin embargo, si se puede demostrar que es económicamente viable reprocesar un TSF, esto permite generar ingresos adicionales e integrar el proceso en una planificación actualizada del cierre de toda la mina, en lugar de gestionar retrospectivamente instalaciones antiguas que no fueron diseñadas con el cierre en mente”. 

Gestión y mitigación de riesgos 

Sutcliffe destacó los beneficios económicos de planificar los TSF con el cierre en mente, señalando los altos costos de adecuar instalaciones antiguas a los requerimientos actuales de cierre del estándar. 

“Desde la etapa de diseño es importante entender y mitigar de la mejor manera posible los riesgos potenciales que el TSF presentará tras el cierre”, explicó. “Hoy vemos muchas instalaciones que se acercan a la fase de desmantelamiento, donde la mitigación de riesgos podría requerir un gasto significativo o plazos extendidos, o incluso ambos. Generalmente es mucho más rentable invertir en soluciones tempranamente, en el diseño o incluso en la operación, para minimizar el riesgo post-cierre”. 

La presencia de mineros artesanales en muchas partes de África también representa un elemento de riesgo en la gestión de presas de relaves. Doku señaló que la minería artesanal suele ocurrir cerca de minas en operación, incluso para acceder al mismo yacimiento. Los mismos riesgos del TSF que enfrentan las comunidades cercanas podrían entonces aplicar a estos mineros. 

Lake explicó que los TSF, como parte del área concesionada de una mina, suelen estar bien protegidos por infraestructura y servicios de seguridad durante los años operativos de la mina. Sin embargo, los riesgos relacionados con el acceso no autorizado tienden a aumentar tras el cierre. 

“En Tanzania, por ejemplo, hemos sido testigos de mineros artesanales sobre un TSF, donde los relaves también estaban siendo retirados para su uso como material de construcción”, dijo. Según la experiencia de SRK, las minas a menudo crean “atractivos peligrosos” después de cerrar, como tajos que acumulan agua y atraen fauna silvestre. De manera similar, un TSF que aún contiene minerales conocidos atraerá a mineros ilegales, quienes podrían ponerse en riesgo y también comprometer la estructura. 

La minería ilegal sigue siendo un riesgo clave 

La minería de depósitos de relaves (TSF) y botaderos por parte de mineros artesanales ilegales es un riesgo significativo que requiere atención bajo el GISTM. Basada en su trabajo en la República Democrática del Congo, Roanne Sutcliffe, ingeniera ambiental principal de SRK Consulting Sudáfrica, explicó algunos de los riesgos asociados a la gestión de TSF después del cierre de mina. 

“En un sitio, era evidente que mineros artesanales cruzaban a diario una presa de relaves para acceder a descartes que aún tenían cierto valor mineral”, dijo Sutcliffe. “Luego lavaban el mineral en el estanque del TSF; este tipo de actividad puede tener implicancias en la salud y seguridad, además de afectar la estabilidad del TSF”. 

En otro caso, hubo evidencia de minería artesanal en una veta mineral que no solo estaba adyacente a un TSF, sino que también pasaba por debajo de su cimentación. La actividad post-cierre cerca de una presa de relaves era en sí un riesgo potencial, mientras que cualquier minería bajo la estructura comprometería su estabilidad y pondría vidas en peligro. 

“El GISTM destaca que mitigar los riesgos de TSF es una responsabilidad que se extiende por decenas o incluso cientos de años tras el cierre de las minas”, dijo. “Esto implica encontrar soluciones sostenibles y usos post-cierre que aborden los considerables riesgos planteados por la minería artesanal en curso”. 

Este artículo ha sido publicado originalmente en el blog de African Mining Market y ha sido traducido y publicado por GĚRENS en junio de 2025.     

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