La demanda mundial de minerales está creciendo exponencialmente a medida que los gobiernos se comprometen a promover tecnologías energéticas capaces de abordar el desafío climático. Los vehículos eléctricos (EV), los paneles solares, las turbinas eólicas y las líneas de transmisión están impulsando la demanda más alta y más rápido que nunca.
La Agencia Internacional de Energía emitió recientemente una severa advertencia sobre la futura transición energética: si no se desarrollan las cadenas de suministro de minerales, que son los componentes básicos de las tecnologías energéticas avanzadas, se corre el riesgo de socavar el despliegue a la velocidad y escala necesarias para cumplir con los objetivos de reducción de emisiones.
Hasta la fecha, EE. UU. ha ignorado en su mayoría sus ricas reservas internas y la necesidad de tener estrategia nacional para apuntalar sus cadenas de suministro nacionales; y, en su lugar, ha buscado minerales importados de productores extranjeros.
En cambio, debería aumentar la producción nacional de minerales bajo estándares ambientales de clase mundial para ganar la transición energética, utilizando más de $6.2 billones en reservas minerales que existen en los EE. UU. Los minerales como el cobre, el litio, el antimonio y el telurio están disponibles en suelo americano y son esenciales para nuestra transición energética.
Cobre
El cobre es un elemento insustituible para la tecnología energética avanzada, incluyendo los vehículos eléctricos, las turbinas eólicas y los paneles solares. Según la AIE, el cobre, que proporciona las arterias y venas de un mundo electrificado, verá duplicada su demanda en los próximos años. Los vehículos eléctricos requieren cuatro veces más cobre en el proceso de fabricación que los vehículos de gas.
Un solo aerogenerador requiere 4,7 toneladas de cobre y se prevé que el crecimiento de la energía eólica marina represente casi el 40% de la futura demanda de cobre. A medida que la tecnología solar avanza, la AIE prevé que la energía solar necesitará 68 veces la cantidad de cobre que utiliza actualmente para 2040. Para el futuro de la energía avanzada, Estados Unidos necesita un suministro fuerte y estable de cobre.
Freeport-McMoRan es una empresa preparada para apoyar esta necesidad y sigue produciendo cobre en siete minas nacionales, con su proyecto más reciente en camino de superar los 200 millones de libras de cobre al año en 2021. Florence Copper de Taseko ha desarrollado un proceso de recuperación de cobre que se espera que produzca una media de 85 millones de libras de cobre al año durante 20 años: todo ello con un impacto medioambiental mínimo.
La mina de cobre Resolution, de Rio Tinto, y la mina de cobre Rosemont, de Hudbay, son dos propuestas de minas de cobre que han sufrido retrasos en la obtención de permisos, pero que están preparadas para satisfacer las futuras necesidades de cobre.
Litio
El litio es esencial para producir las baterías de iones de litio utilizadas en los vehículos eléctricos. Tan esencial que, para 2040, la demanda de litio podría multiplicarse por más de 40. A pesar de que se calcula que hay 7,9 millones de toneladas de litio en suelo estadounidense, aproximadamente el 87% de todo el litio procede de Australia, Chile y China.
En la actualidad, Estados Unidos sólo cuenta con una mina de litio a gran escala, Silver Peak, en Nevada. Para producir baterías para vehículos eléctricos a gran escala, necesitamos poner en marcha más proyectos de litio en nuestro país.
En Nevada, el proyecto Thacker Pass de Lithium Americas podría producir unas 60.000 toneladas de litio para baterías al año. Y en Arkansas, el proyecto Lanxess de Standard Lithium podría producir 29.000 toneladas de carbonato de litio al año. Estos son solo dos de los numerosos e interesantes proyectos que se están llevando a cabo en todo el país.
Antimonio
Aunque la importancia de su papel en diversas tecnologías no es tan conocida como la del cobre y el litio, el antimonio se encuentra entre los insumos más importantes para nuestro progreso económico y las futuras aplicaciones energéticas.
Este mineral crítico tiene aplicaciones en todo tipo de productos, desde las baterías de los vehículos eléctricos, las turbinas eólicas y los paneles solares hasta los chips semiconductores, las pantallas del iPhone y las ventanas energéticamente eficientes.
En 2020, Estados Unidos no tenía ningún productor nacional de antimonio, mientras que China y Rusia dominaban el mercado mundial. En la actualidad, solo un proyecto minero propuesto, el proyecto Stibnite Gold de Perpetua Resources, en el centro de Idaho, ofrece la esperanza de disminuir la dependencia exterior del antimonio.
Una vez aprobada, la mina de Perpetua Resources podría situarse entre las 10 primeras minas productoras de antimonio a nivel mundial y abastecer el 35% de la demanda estadounidense en seis años.
Telurio
Otro héroe olvidado de las tecnologías energéticas avanzadas es el telurio, esencial para los paneles solares. Este mineral raro alimenta los chips semiconductores y es un elemento clave de las células solares fotovoltaicas que convierten la luz solar en electricidad.
En la actualidad, Estados Unidos importa más del 95% de su suministro de telurio de países como China y Canadá, pero Río Tinto tiene previsto extraer el metal del procesamiento del cobre en su mina Kennecott, en Utah. Rio Tinto afirma que la mina producirá 20 toneladas de telurio al año, creando una nueva cadena de suministro en Norteamérica.
En todo Estados Unidos, las empresas mineras están aprovechando la innovación para suministrar minerales de forma más eficiente y sostenible, pero su capacidad para satisfacer nuestra creciente demanda de minerales se ve mermada por un entorno legislativo definido por unos plazos de autorización engorrosos y la amenaza de unas tasas excesivas.
Para hacer frente al desafío climático y asegurar nuestras cadenas de suministro de minerales, los responsables políticos deben promulgar las políticas adecuadas para fomentar la inversión en los minerales y recursos de Estados Unidos.
Este artículo fue publicado originalmente en Minerals Make Life. Ha sido traducido y publicado por GĚRENS en junio de 2022.
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