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Billetera móvil: una estrategia de inclusión financiera

El nuevo sistema bancario móvil del Perú ya tiene seis meses y está avanzando a grandes pasos. Desde su lanzamiento oficial el 16 de febrero de 2016, la billetera móvil (BIM) ya tiene alrededor de 100 000 usuarios. Este sistema es un modelo que junta a la mayoría de instituciones financieras y empresas de telecomunicaciones del país en una plataforma de dinero móvil común, que se creó específicamente para aumentar la inclusión financiera de la gente de menores recursos.

El sistema permite a los usuarios de la BIM registrarse para tener una cuenta desde sus celulares y depositar o retirar dinero a través de uno de los agentes de los bancos participantes. Esto, mediante cualquier operador de telefonía móvil, pues los pagos y las transferencias funcionan de igual manera en todos los proveedores.

El objetivo a mediano plazo es alcanzar los cinco millones de usuarios en el 2021. Para esto, los gerentes de BIM estiman que necesitarán alrededor de 300 000 cuentas registradas para fin de año. Si se mantiene el paso actual, alcanzar esa marca no debe ser un problema.

Para entender el éxito de la BIM y la visión de proporcionar billeteras móviles a los casi nueve millones de peruanos que en la actualidad no tienen acceso a servicios financieros, la exministra de Desarrollo e Inclusión Social y actual dirigente de Pagos Digitales Peruanos, Carolina Trivelli, ofreció perspectivas de la experiencia en desarrollo de BIM, que podrían beneficiar a otros países que buscan sacar provecho de los sistemas de pago móviles como una forma de promover la inclusión social.

Existen diversos factores que han generado gran parte del éxito de BIM, un modelo que se estima que alcanzará los objetivos.

Primero, la BIM integra por completo a los emisores de dinero electrónico —los bancos— y los proveedores de servicios para los usuarios finales —las empresas de telecomunicaciones. En el pasado, muchos bancos habían intentado avanzar por su cuenta luego de la aprobación de una nueva ley bancaria que permitía a las instituciones financieras participar en iniciativas de dinero electrónico.

Con el deseo de proteger su terreno tradicional, los bancos diseñaron plataformas de dinero electrónico. Sin embargo, muy pocos pasaron el piloto de pruebas debido a problemas de escala. El mercado fragmentado de telecomunicaciones de nuestro país significaba que los bancos necesitaban atraer múltiples proveedores de telefonía móvil para alcanzar un volumen significativo de clientes. Esto colocó los cimientos para que diversos bancos, junto con sus múltiples socios de telecomunicaciones, avancen juntos en el proyecto.

Segundo, el concepto de la BIM como una herramienta para los que no están afiliados a un banco se origina en el marco legal del Perú. La misma ley que regulaba el dinero electrónico también incluía como un objetivo clave la intención de promover la inclusión financiera.

«La ley de manera inherente proporcionó un marco legal y regulatorio para permitir el florecimiento del dinero electrónico como una forma de promover la inclusión financiera», comentó Trivelli.

Esto pavimentó el camino para la participación de una variedad de instituciones financieras en BIM. La asociación de banqueros hizo un buen trabajo en la promoción del programa, que incluyó permitir que accedan las dos principales instituciones microfinancieras del país. A medida que más instituciones se afiliaron, mayor se volvió la iniciativa de participación muchos más. Para muchos bancos, fue mejor unirse que quedarse afuera. «La iniciativa trajo un reputación positiva significativa para una industria que por lo general posee una reputación negativa», dijo Trivelli.

Hacia un ecosistema digital

Sin embargo, atraer la masa crítica y alcanzar un consenso común no fue sencillo. El primer escollo fue el nivel de acuerdo de los bancos participantes. Un punto crítico que se trató al inicio fue evitar que los bancos más grandes tomen control de la iniciativa. Finalmente, el grupo acordó que la inversión y las decisiones en el proyecto se dividan de manera equitativa, pero fue una decisión que tomó tiempo alcanzar.

A final del 2013, el marco legal estaba listo, los miembros de la asociación de banqueros acordaron financiar el proyecto de manera equitativa entre todas las partes, los proveedores de tecnología para construir el sistema fueron reducidos y se creó un equipo de consultores internacional para que brinden apoyo. En este punto, la idea de la BIM había evolucionado en lo que Trivelli describió como un tercer componente clave: construir un ecosistema digital más allá de solo el negocio de dinero electrónico.

Esta es una tarea en desarrollo para un futuro predecible. Requiere construir confianza en la BIM, que en la práctica significa atraer suficientes bancos y vendedores para mantener circulando el dinero dentro del sistema sin que los usuarios tengan que emplear el dinero en efectivo.

«Cuando el dinero es cautivo, pagará por el sistema», afirmó Jeffrey Bower, un especialista en finanzas digitales del grupo de negocios estadounidense Better Than Cash Alliance, quien asesoró el proyecto.

En la actualidad, los bancos cargan pequeñas tarifas en las transacciones. Sin embargo, se mantendrán a una tasa baja y será igual para todos los emisores con el fin de promover una alta aceptación. La mayoría de estas tarifas, de hecho, cubren el costo del SMS por enviar pagos BIM que los proveedores de telefonía móvil transfieren a los bancos. El plan es que con el tiempo un alto volumen de transacciones cubra los costos operativos del sistema.

Bower y Trivelli describen la BIM como una aventura que busca ingresos, pero no puramente impulsada por el lucro. Tiene el fin de recuperar los costos de puesta en marcha, pero no mucho más allá de eso. El 51 % de la propiedad de Pagos Digitales Peruanos le pertenece a una entidad sin fines de lucro creada por la asociación de banqueros. Trivelli afirma que el proyecto operará a la pérdida por al menos los tres primeros años. Solo alrededor del 2019 —o cuando se registren aproximadamente un millón de usuarios activos— la BIM espera cubrir las pérdidas.

Por ahora, el objetivo a corto plazo es atraer usuarios potenciales en las áreas urbanas. La inclusión financiera de la BIM apunta a alcanzar la población rural que vive en las partes remotas de los Andes o del Amazonas. Pero, como señala Trivelli, los mercados urbanos presentan oportunidades enormes para incrementar la inclusión financiera —60 % de los adultos de las áreas urbanas no utiliza servicios bancarios.

Artículo traducido y adaptado de Devex

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