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Aplicando los cuatro valores de la agilidad al emprendimiento

Emprendedor

Un emprendedor es un individuo que crea ideas nuevas e innovadoras que se convierten en un producto o servicio. El emprendedor soporta todos los riesgos e incertidumbres que conlleva la nueva creación y tiene la libertad de disfrutar de la mayoría de las recompensas que conlleva la innovación. El proceso de convertir una idea innovadora en un negocio es lo que llamamos emprendimiento.   

En este mundo en constante cambio, ser innovador es una necesidad que mantiene al emprendedor por delante de la competencia. Y las incertidumbres que conlleva la introducción de un nuevo producto innovador en un mercado saturado son las que hacen que las prácticas ágiles sean importantes para los aspirantes a emprendedores y para los ya existentes cuando lanzan y operan sus negocios. 

Ágil, tal como lo define el Oxford English Dictionary, es la capacidad de moverse «rápida y fácilmente». En 2001, cuando un grupo de desarrolladores de software creó el Manifiesto Ágil, «ágil» significaba un «proceso para gestionar un proyecto que implica colaboración constante y trabajo en iteraciones». La base de la metodología Agile es la idea de que un proyecto se puede mejorar continuamente a lo largo de su ciclo de vida, y estos cambios deben realizarse de manera rápida y receptiva. A medida que las prácticas ágiles continúan ganando popularidad en el mundo tecnológico y corporativo, ya no se limitan a este ámbito tradicional. 

¿Cuáles son los beneficios para los emprendedores? 

 Para los emprendedores, descubrí que aplicar valores ágiles puede ayudarlos a avanzar más rápido al resolver problemas, tomar decisiones, crear y responder a cambios y lidiar con la incertidumbre mientras adquieren importantes cuotas de mercado. Los emprendedores aspirantes y existentes que buscan lanzar y/o expandir sus mercados pueden preguntarse: «¿Cómo puedo estructurar y operar mi negocio de una manera que me permita crear y responder al cambio y lidiar con la incertidumbre rápidamente?» Te mostraré cómo. 

El valor de adoptar una mentalidad ágil en el emprendimiento radica en tener la capacidad de lidiar con las incertidumbres: saber qué hacer cuando no se sabe qué hacer. Hay cuatro valores ágiles que cualquier emprendedor puede adaptar y seguir para tener éxito en su viaje. 

  1. Poner a las personas por delante de las herramientas y los procesos:  

Como emprendedor, primero debe identificar y comprender las necesidades de sus clientes antes de embarcarse en la producción. Esto le ayudará a diseñar productos o servicios innovadores y de calidad que satisfagan las necesidades y las expectativas de sus estimados clientes. Los clientes felices son clientes leales que son fáciles de retener, y es más que probable que consiga nuevos clientes en el futuro a través de las referencias de antiguos clientes. 

Esto también se aplica a las personas con las que trabaja para hacer realidad sus ideas innovadoras. Es vital contar con el equipo adecuado que pueda colaborar fácilmente en el diseño de productos y servicios que satisfagan las necesidades y expectativas de sus clientes. Elija contratar el equipo adecuado que utilizará de manera eficiente y efectiva todas sus herramientas y procesos para producir el producto o servicio esperado, en lugar de poner las herramientas adecuadas en las manos equivocadas. 

  1. Dedique su tiempo a crear prototipos funcionales en lugar de producir documentación excesiva:

En las etapas iniciales de innovación, se recomienda la documentación de sus procesos, pero no a expensas del tiempo. Evite documentación que alargue el tiempo que lleva terminar y enviar el producto al cliente. 

Si bien la documentación del proceso es valiosa, concéntrese únicamente en documentar los resultados aprobados del producto final, y no de otra manera. Esto le ahorrará a su equipo mucho tiempo y energía que se desperdiciaría en documentar resultados impracticables, en lugar de centrarse en documentar los resultados reales del trabajo. 

  1. Responda a los cambios que encuentre en lugar de ceñirse estrictamente al plan original:

El viaje empresarial se trata de descubrir cosas sobre la marcha. En este proceso, debes tener flexibilidad en tus planes, ya que es probable que el viaje esté rodeado de muchas incertidumbres. La clave para sobrevivir a estas incertidumbres es desarrollar una mentalidad que se adapte al cambio en lugar de mantener una mentalidad fija que sólo quiere seguir los planes estáticos establecidos. 

  1. Deshágase de los contratos rígidos y, en su lugar, dé prioridad a la colaboración con el cliente:

En el mundo empresarial, el cliente siempre es el rey. Al embarcarse en su viaje empresarial, busque siempre satisfacer a sus clientes brindándoles los resultados finales esperados y anticipados del producto o servicio final. 

 Antes de que se formara el Manifiesto Ágil, los contratos se utilizaban a menudo para vincular a los clientes con los fabricantes; creando al mismo tiempo muchos contrastes entre lo acordado en el contrato, lo que produce el fabricante y lo que exactamente el cliente necesitaba del producto final. Y, a menudo, los clientes al final se llevaban la gran «L» cuando el producto o servicio no cumplía con sus expectativas. 

Sin embargo, gracias al valor Ágil que fomenta deshacerse de contratos rígidos e involucrar la colaboración con el cliente, puede concentrarse en producir exactamente el producto o servicio requerido que su cliente anticipa. Este proceso no sólo ahorra tiempo sino que también disminuye el desperdicio de recursos que a veces un emprendedor no puede recuperar. 

En conclusión, adoptar una mentalidad ágil como emprendedor no significa negar una planificación, procesos o trámites efectivos; simplemente significa ser muy intencional a la hora de crear o gestionar el cambio en un mundo en constante cambio. 

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Este artículo ha sido publicado originalmente en Forbes y ha sido traducido y publicado por GĚRENS en febrero de 2024.