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El impacto del Covid-19 en el sector minero

Fuerza laboral

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado el brote del COVID-19 como una pandemia. Al momento de redactar este informe, hay más de 400.000 casos confirmados en 194 países e incluso los analistas y especialistas en gestión de desempeño más optimistas esperan una recesión global.

Las empresas mineras se han visto afectadas por los brotes de COVID-19 y las restricciones globales para alentar el distanciamiento social han significado que los proyectos mineros se hayan ralentizado o se hayan suspendido hasta nuevo aviso, pues implica un retroceso en la gestión de riesgos de seguridad. No hay duda de que los ejecutivos mineros comienzan a sentirse nerviosos a medida que se acelera la propagación del virus.

Mina de oro perforando 3 km bajo tierra, Gauteng, Sudáfrica – Imagen de © Hannelie Coetzee / Great Stock / Corbis

Los precios de las acciones de las compañías mineras cotizadas están en una espiral descendente que implican un trabajo colosal a nivel de gestión del desempeño y gestión del cambio. Los precios de los productos básicos en toda la industria han estado cayendo a medida que la industria considera las réplicas devastadoras de este evento «Cisne negro». Para destacar un ejemplo: los precios del platino y el paladio han caído más del 40% en solo tres semanas.

Las compañías mineras están sintiendo la presión, a pesar de los recientes resultados positivos traídos por el aumento de los precios de los productos básicos y diversas iniciativas de reducción de costos. El precio de las acciones de la minera sudafricana Sibanye-Stillwater ha perdido más del 60% en las últimas cuatro semanas, mientras que Impala Platinum ha perdido un porcentaje similar, y Anglo American ha bajado hasta un 40%.


Covid-19 sacude sector minero

La respuesta a la pandemia de gobiernos y mercados ha sacudido a la industria minera. Las restricciones impuestas a las compañías mineras han provocado el cierre de la producción en múltiples mercados. Por ejemplo, la empresa Alta Zinc ha cerrado la producción en su proyecto más grande en el norte de Italia. Mientras tanto, en Mongolia, Rio Tinto suspendió las operaciones no esenciales después del primer diagnóstico confirmado de COVID-19 del país. Asimismo, Anglo American está en el proceso de desmovilizar a la mayor parte de la fuerza laboral de construcción de 10.000 personas en su proyecto de cobre en Perú.

También estamos presenciando un incremento en el crecimiento del gasto de capital. Si bien el gasto de capital para las 20 compañías mineras más grandes del mundo creció un 12% en 2019 para llegar a $ 49,1 mil millones, ahora estamos viendo retrasos en el trabajo del proyecto y las inversiones se suspenden, lo que implica replantearse la gestión del desempeño.

El reciente anuncio de una cuarentena de 15 días en Perú, el segundo mayor productor de cobre del mundo, ha significado que mineros como Anglo American, Pan American Silver y Newmont, hayan tenido que detener las operaciones, lo que incluye la desaceleración del trabajo en el principal proyecto de cobre de Anglo American, en atención a la gestión de riesgos de seguridad.

Silueta de un recuperador de rueda de cangilones en una mina de mineral de hierro – Imagen de © Tobias Titz / fstop / Corbis

El período de 21 días de cierre nacional de Sudáfrica ha detenido de manera similar todas las operaciones mineras locales hasta, al menos, el 16 de abril. Incluso cuando no se producen paradas, las restricciones al movimiento de personas y suministros retrasarán inevitablemente el trabajo de desarrollo, que influye seriamente la gestión del desempeño.

 

La industria minera está «más expuesta» a la pandemia

El sector minero de Sudáfrica está particularmente expuesto a la propagación de Covid-19. Según el Consejo de Minerales de Sudáfrica, la industria emplea una fuerza laboral de casi 420.000 personas, que descienden a las profundidades en «jaulas» abarrotadas y permanecen bajo tierra durante un día completo. Asimismo, los camerinos están llenos de mineros que se preparan para sus turnos o se limpian después, así que no hace falta un epidemiólogo para darse cuenta de que el ambiente de trabajo minero es un catalizador para propagar la pandemia de COVID-19.

Particularmente en Sudáfrica, esto se ve exacerbado por el hecho de que la fuerza laboral minera sigue siendo migrante, con un movimiento constante entre los campos de oro y el cinturón de platino y Lesotho, Mozambique y el Cabo Oriental. Además, la edad promedio en la fuerza laboral de la industria es mayor de 40 años, lo que aumenta su vulnerabilidad a una enfermedad que presenta un mayor riesgo cuanto mayor es la persona infectada.

En una nota ligeramente positiva, la experiencia de la industria minera sudafricana con el SIDA y la tuberculosis debería ser muy útil: ha invertido en infraestructura de salud y tiene experiencia en el rastreo de contactos porque el procedimiento con un diagnóstico de tuberculosis es similar al del coronavirus.

El Consejo de Minerales de Sudáfrica también ha publicado un Plan de Acción de 10 puntos para COVID-19 que describe varias medidas para tratar con este virus. Sin embargo, tomará su liderazgo en materia de gestión de riesgos de seguridad de agencias como la Organización Mundial de la Salud y el Instituto Nacional de Enfermedades Transmisibles.

Excavadoras y camiones volquete en el trabajo en la mina de carbón superficial – Imagen de © Monty Rakusen / Corbis


¿Industria para acelerar la automatización?

El brote de COVID-19 ha hecho que el futuro inmediato de varias operaciones mineras y la gestión de proyectos mineros en todo el mundo sea incierto. Como resultado, puede haber un mayor atractivo y demanda de soluciones para reducir la fuerza laboral humana en los sitios donde existen minas.

La adopción de soluciones mineras automatizadas, incluidos camiones de acarreo autónomos y centros de operaciones remotas, ha sido lenta pero constante. Uno de los primeros movimientos hacia la automatización se produjo con la iniciativa Mina del Futuro, del gigante minero global Rio Tinto en 2008. Desde un centro de operaciones remotas en Perth, Australia Occidental, los trabajadores operan vehículos mineros autónomos en minas a más de 1.200 km de distancia en la región de Pilbara en el oeste de Australia. Hoy, alrededor de un tercio de la flota de camiones de acarreo en las minas Pilbara de Rio Tinto son autónomas, esto es gestión de cambio y gestión de riesgos de seguridad.

Diseñada en colaboración con la empresa sueca de ingeniería Sandvik, la mina de oro subterránea Syama en Malí se convirtió en la primera operación minera totalmente autónoma del mundo, ello a la planificación, gestión de cambio y gestión de riesgos de seguridad. La mina opera con camiones, cargadores y taladros totalmente automatizados que operan de manera autónoma, lo que significa que la mina puede operar las 24 horas del día con todas las operaciones supervisadas desde un centro de operaciones remoto.

Lo que sí es cierto es que, dependiendo de cuánto dure esta crisis, la industria minera podría ver grandes avances en tecnologías mineras autónomas en un futuro no muy lejano.

Si bien no es posible predecir cómo el COVID-19 afectará aún más a la industria minera, lo cierto es que ésta debe reconfigurarse y prepararse para operar bajo modelos de gestión de proyectos y gestión del cambio que operen pensando en una nueva normalidad, una en la que pueda operar y sostenerse bajo la nueva limitaciones y desafíos que tales pandemias traen consigo.

Autor: Shabir Ahmed. Texto adaptado y traducido de SAP África 2020. Traducido por GĚRENS, Abril 2020.