En el Perú, la ejecución efectiva de la cartera de proyectos mineros enfrenta desafíos estructurales vinculados al financiamiento, la “permisología” y la gestión social, lo que limita el aprovechamiento de su potencial para dinamizar la economía y promover el desarrollo territorial. En este contexto, la Escuela de Postgrado GĚRENS organizó el conversatorio titulado “El valor económico de los proyectos mineros y las estrategias de financiamiento”, en el que se discutieron propuestas clave para acelerar la ejecución de proyectos mineros en el país, adaptado a los retos actuales. El evento contó con la participación del Dr. Arturo Vásquez Cordano, Director de Investigación y Profesor Principal de GĚRENS y ex viceministro de Energía y Minas, y de Óscar Pezo, Director de Peruvian Metals Corp. La sesión fue moderada por el Dr. Rodrigo Prialé, Gerente General de la EPG GĚRENS.
A) Panorama actual de la inversión minera en el Perú
El Dr. Prialé abrió la sesión ofreciendo un panorama actualizado sobre la evolución de la cartera de proyectos de inversión minera del Ministerio de Energía y Minas (MINEM). Señaló que, entre febrero de 2024 y abril de 2025, el número de proyectos aumentó de 51 a 67, y el monto estimado de inversión se incrementó en aproximadamente 10,000 millones de dólares, alcanzando un total aproximado de 64,071 millones de dólares.
Este crecimiento se debe a que, para el año 2025, se incorporaron a la cartera 19 proyectos, principalmente de tipo brownfield, con un CAPEX conjunto cercano a 7,607 millones de dólares. Además, mencionó que 9 iniciativas existentes experimentaron ajustes al alza en su nivel de inversión por una suma de 2,239 millones de dólares, mientras que los 39 proyectos restantes mantuvieron su presupuesto original.
El Dr. Prialé enfatizó que, si bien la mayoría de los proyectos corresponden al sector cuprífero (36 iniciativas que representan el 72% del CAPEX total) y en menor medida la extracción de oro (10 proyectos, equivalentes al 13% del monto total del CAPEX), el reto central no reside únicamente en el volumen de inversión comprometido, sino en la capacidad del país para convertir estos proyectos en realidades operativas. En particular, subrayó que los proyectos de tipo greenfield (aquellos que requieren desarrollos desde cero en nuevas zonas geográficas) enfrentan barreras significativamente más complejas, no solo en términos técnicos y operativos, sino también en lo social, ambiental, institucional y financiero.
B) Estrategias para dinamizar la inversión minera: propuestas desde el panel
Óscar Pezo destacó la creciente brecha entre el interés del capital financiero global y la elevada percepción de riesgo que enfrentan los proyectos mineros en etapas tempranas, especialmente en América Latina. A pesar de los precios favorables de los metales, el avance de nuevos desarrollos sigue siendo limitado debido a barreras estructurales como la burocracia, los permisos ambientales y los conflictos sociales.
Para reducir este desajuste, propuso tres estrategias clave. En primer lugar, planteó adoptar esquemas de modularidad en el desarrollo de las minas, iniciando proyectos de menor escala para generar flujos de caja tempranos, reducir la exposición al riesgo y validar las premisas técnicas y económicas antes de escalar. En segundo lugar, recomendó el uso de instrumentos de financiamiento alternativos, como contratos de streaming y royalties, a través de empresas especializadas como Wheaton Precious Metals o Franco Nevada. Estas herramientas permiten a compañías junior obtener capital adelantado sin recurrir a deuda bancaria ni diluir su propiedad accionaria. Finalmente, sugirió fomentar vehículos de inversión sindicada, que agrupen diversos proyectos en carteras diversificadas, atrayendo tanto a compañías mineras tradicionales como a fondos no especializados. Esta estrategia permite distribuir el riesgo geográfico, operativo y de mercado, facilitando el acceso a capital institucional.
Por su parte, el Dr. Vásquez profundizó en el contexto de incertidumbre global y riesgo país que condiciona la inversión minera en Latinoamérica, caracterizado por tensiones comerciales, ciclos electorales erráticos, conflictos socioambientales y altos niveles de criminalidad. Esta combinación ha desplazado el interés hacia proyectos con estudios técnicos avanzados, cercanía a infraestructura existente y altos contenidos de ley mineral, en detrimento de los grandes proyectos greenfields. Ante este panorama, propuso una serie de estrategias para dinamizar el pipeline minero:
- Esquemas de financiamiento híbrido y fondos soberanos: Crear esquemas de inversión conjunta entre el Estado, entidades multilaterales y privados, especialmente para metales críticos vinculados a la transición energética. También propuso la creación de un fondo minero soberano, gestionado profesionalmente, que actúe como capital semilla para catalizar proyectos estratégicos, como los cupríferos.
- Fast-track regulatorio y fiscalidad flexible: Aplicar una vía rápida para proyectos brownfield o de pequeña escala con alta ley, simplificando procesos ambientales en zonas ya intervenidas. Además, se sugiere un régimen fiscal contracíclico, que ajuste regalías para amortiguar caídas en precios y fomentar la reinversión.
- Desarrollo de infraestructura compartida: Fomentar hubs metalúrgicos y logísticos mediante alianzas público-privadas (APP), incluyendo concentraductos, puertos regionales y accesos viales. Esto permitiría reducir significativamente los CAPEX unitario, facilitando la entrada de operadores medianos y pequeños.
- Predesarrollo estatal y paquetización de proyectos: Inspirado en la experiencia de Proinversión. Propuso que el Estado asuma el costo inicial de estructuración de proyectos, incluyendo estudios técnicos, permisos y acuerdos sociales, para luego licitarlos como “paquetes” listos para ejecutar, facilitando la participación del sector privado. Esta estrategia reduce los costos de transición y el riesgo asumido por el inversionista privado, incrementando el atractivo para capital institucional.
C) Conclusiones y Reflexiones Finales
En conclusión, el sector minero latinoamericano requiere una transformación profunda que lo alinee con las nuevas dinámicas globales de inversión. Reformar los marcos regulatorios e institucionales mediante ventanillas únicas, evaluaciones ambientales modulares y procesos más ágiles permitirá acelerar proyectos sin comprometer la sostenibilidad ni la certidumbre jurídica. Asimismo, la creación de un fondo soberano minero y el fortalecimiento de la banca de desarrollo son medidas clave para financiar proyectos estratégicos y reducir la dependencia de los ciclos de precios favorables.
Paralelamente, se vuelve crucial atraer a nuevos perfiles de inversionistas, especialmente aquellos con enfoque financiero, mediante esquemas sindicados, proyectos escalables y planes que generen flujos tempranos de caja. Esta estrategia reduce riesgos, valida proyecciones y facilita la colaboración entre actores clave. Además, se debe promover el desarrollo de infraestructura compartida bajo asociaciones público-privadas (APP) para elevar la competitividad, reducir costos y combatir la minería informal.
En síntesis, el nuevo paradigma de la minería debe orientarse hacia un modelo ágil, rentable, altamente escalable, colaborativo y demanda en innovación en los ámbitos regulatorio, financiero y operativo, con el propósito de transformar el potencial minero en un motor de desarrollo sostenible
Lima, 28 de mayo de 2025.
Dirección de Investigación
Escuela de Postgrado GĚRENS
El conversatorio completo se encuentra en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=BUxszBj8M_0&t=2s